Por: David Roca Basadre
Las tasas de crecimiento de 2013 en América Latina ubican al Perú – según el World Economic Outlook del FMI – en un cuarto lugar en la región, por debajo de Paraguay, Panamá y Bolivia. Es decir que Evo Morales la hace más bonita con 35% de su economía en manos del Estado, que nuestro privatizado país. Las perspectivas para 2014 no son muy diferentes, según el FMI y también, según la CEPAL. (Dicho al paso, sin apoyo norteamericano, también Bolivia logra erradicar más hoja de coca que el Perú).
Eso quiere decir que el crecimiento no tiene nada que ver con el modelo privatista ni, para el caso, lo afecta una mayor intervención del Estado. Sino que se trata en todos los casos de economías que dependen de factores como las exportaciones de materias primas y el consumo interno – mayor o menor según la estación, el humor y la capacidad de mecanismos publicitarios que coincidan con expectativas reales o irreales.
El tema es otro. La verdadera y principal contradicción que caracteriza a nuestros países y origina nuestra pobreza está a la vista. La prestigiosa antropóloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui declaró recientemente que los gobiernos llamados progresistas de América Latina son más “crueles y agresivos” a la hora de aplicar políticas desarrollistas que benefician sobre todo a las grandes empresas. Dijo además que no hay ningún gobierno indígena en América Latina, y que “lo que vivimos hoy en día se parece mucho a las luchas contra la idea de la selva como un ‘espacio vacío’ que se configuró en los años sesenta. Esta idea se ha vuelto a reeditar, lo que les resta posibilidades de sobrevivencia a muchas poblaciones que han ocupado ancestralmente esos territorios”.
Los casos recientes de represión en Ecuador, donde a la persecución de dirigentes indígenas, y la reapertura anticonstitucional de Yasuní (que acarrea la destrucción de comunidades indígenas), se suma el cierre de instituciones que defienden los derechos de los pueblos en lucha por sus tierras, por las fuentes de vida – como la ONG ambientalista Pachamama – y de Bolivia donde se expulsa a la ONG ambientalista Ibis y se persigue y amedrenta a dirigentes indígenas amazónicos y andinos opuestos a las concesiones mineras, petroleras o a las destructivas carreteras de penetración en la Amazonía, para garantizar “crecimiento”, demuestran consonancia con el verdadero modelo que para los grandes intereses mundiales es imprescindible defender: el que se basa en la extracción de recursos, sí o sí. Lo demás no interesa sino a muy pocos.
La mejor distribución de riqueza que es lo que diferencia a la Bolivia de Evo Morales del Perú de Ollanta Humala y Castilla, se hace a costa del mismo principio de expropiación de los recursos y destrucción del territorio y la persistencia en el centenario holocausto de sus habitantes, para así dotarse de medios que ni siquiera tienen estabilidad garantizada, debido a su volátil dependencia.
La agonía de las izquierdas – que en la Venezuela consumista del chavismo tienen su mayor expresión de decadencia – ha sido derrotada por la lógica de la derecha que ha terminado por imponerse en una batalla ideológica que era imposible que la izquierda recusara, porque ni siquiera sabía que la estaba librando.
En el Informe Regional de Desarrollo Humano Ciudadanía con Rostro Humano: Diagnóstico y Propuestas para América Latina 2013 del PNUD, se destaca que en América Latina el crecimiento ha sido de baja calidad, basado en el consumo y con insuficiente movilidad social, lo cual ha impulsado una suerte de “delito aspiracional”. Por lo que se ha incrementado la criminalidad y los robos de celulares, laptops y ropa deportiva como expresión de este fenómeno. Más gráfico, imposible.
Con lo respetables que son, los reclamos de ciudadanía o de derechos individuales – fácilmente recuperables por las derechas – al presentarse como solitarias reivindicaciones de las izquierdas, solo reflejan la incapacidad de su recuperación y la razón de su debacle definitiva. Así como el dar la espalda a la prioridad de las demandas ambientales populares, es señal de consagración de su absoluta ceguera.
Fuente: Revista Hildebrandt en sus trece.
Los indígenas zapatistas nos demuestran que SÍ, HAY RESPUESTA.
ResponderEliminarNos lo mostraron en agosto a 1,700 alumnos de todo el mundo que estuvimos en la escuelita zapatista. Han vuelto a hacerlo en diciembre y enero. En la de enero estuvieron dos redactores de Lucha Indígena: Claudia Palomino y Roberto Ojeda, que pueden informar a quien quiera.
Los indígenas se gobiernan a sí mismos bajo el principio de "mandar obedeciendo", en que la autoridad máxima es la asamblea. Los cargos directivos son ejercidos rotativamente y quienes lo ejercen no ganan ni un centavo.
El estado mexicano no da ni un centavo para salud, educación, u otro servicio público. Sólo interviene pagando bandas paramilitares que hostilicen a las comunidades u ofreciendo sobornos que son despectivamente rechazados por los indígenas.
Se alimentan de su propia producción ecológica. Están construyendo exitosamente un sistema propio de salud y educación.
Son conscientes de que están construyendo el "otro mundo posible" que buscamos, "un mundo donde quepan muchos mundos", por eso comparten fraternalmente su experiencia con quienes desean conocerla. En su vida cotidiana demuestran mucha solidaridad y respeto por los derechos de la mujer.
No pertenecen a ningún partido ni lo necesitan.
Hugo Blanco